Nuevas estrategias. para el control de la Diabetes Canina. Carlos Melián. Las Palmas de Gran Canaria

Tratamiento Cetoacidosis Diabética

Información del documento

Autor

Carlos Melián

Escuela

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Especialidad Medicina Veterinaria
Tipo de documento Artículo científico o capítulo de libro (se necesita más información para precisar)
Lugar Las Palmas de Gran Canaria
Idioma Spanish
Formato | PDF
Tamaño 907.66 KB

Resumen

I.Cetoacidosis Diabética Canina CAD

La cetoacidosis diabética canina (CAD) es una emergencia veterinaria que requiere atención inmediata. Los síntomas incluyen deshidratación, vómitos y anorexia. El tratamiento incluye sueroterapia con suero salino, potasio (K+), insulina y, si es necesario, bicarbonato (HCO3-) para corregir la acidosis. El monitoreo del potasio sérico es crucial, dado que los niveles bajos o altos pueden ser peligrosos. La administración de insulina regular (0.2 U/kg IM) es fundamental para controlar la glucemia.

1. Síntomas y Diagnóstico de la Cetoacidosis Diabética Canina CAD

La Cetoacidosis Diabética Canina (CAD) se manifiesta con síntomas claros de deshidratación, vómitos y anorexia en el animal. Estos signos indican un desequilibrio metabólico severo. La CAD representa una emergencia veterinaria que requiere atención inmediata. El diagnóstico implica la identificación de estos síntomas junto con la confirmación de niveles altos de cetonas y glucosa en sangre, indicando un fallo en el metabolismo de la glucosa y la producción excesiva de cuerpos cetónicos. La gravedad de la CAD se refleja en la intensidad de la deshidratación y la acidosis metabólica que presentan los animales afectados. Es importante destacar que la rápida intervención veterinaria es crucial para estabilizar al paciente y evitar complicaciones adicionales.

2. Tratamiento de la Cetoacidosis Diabética Canina CAD

El tratamiento de la CAD es multifacético y requiere una aproximación agresiva para corregir el desequilibrio metabólico. La sueroterapia es fundamental para rehidratar al animal, con recomendaciones de 60-100 ml/kg/24h de suero salino. Se añade potasio (K+) al suero, idealmente como KPO4 al 50%, para corregir las hipopotasemias que pueden acompañar la enfermedad. El bicarbonato (HCO3-) se administra si los niveles de bicarbonato o TCO2 son inferiores a 12 mEq/L. La fórmula para calcular la cantidad de HCO3- a administrar es: peso (kg) x 0.4 (12 - HCO3- paciente) x 0.5. La insulina regular, a una dosis de 0.2 U/kg vía intramuscular (IM), es crucial para controlar los niveles de glucosa en sangre y reducir la producción de cuerpos cetónicos. En algunos casos, el uso de antibióticos puede ser necesario para prevenir o tratar infecciones secundarias.

3. Monitorización del Potasio Sérico en la CAD

El monitoreo cuidadoso del potasio sérico es de vital importancia durante el tratamiento de la CAD. Se establecen rangos de referencia para el potasio sérico: 3.5-5.0 mEq/L (normal), 3.0-3.4 mEq/L (levemente bajo), 2.5-2.9 mEq/L (moderadamente bajo), y 2.0-2.4 mEq/L (severamente bajo). La hipopotasemia es una complicación frecuente en la CAD y puede causar arritmias cardiacas potencialmente letales. Por otro lado, la hiperpotasemia también puede ser peligrosa. Por lo tanto, el ajuste preciso del aporte de potasio a través de la sueroterapia es vital para mantener el equilibrio electrolítico y minimizar los riesgos asociados a niveles anormales de potasio. La frecuencia de la monitorización dependerá de la gravedad del caso y la respuesta al tratamiento.

II.Coma Hiperosmolar No Cetoacidótico CHNCA

El coma hiperosmolar no cetoacidótico (CHNCA) es otra complicación grave de la diabetes canina. Se caracteriza por signos neurológicos como estupor. El tratamiento se centra en la administración de suero y insulina para corregir la hiperglucemia y la deshidratación.

1. Características del Coma Hiperosmolar No Cetoacidótico CHNCA

El Coma Hiperosmolar No Cetoacidótico (CHNCA) se presenta como una complicación grave de la diabetes canina, diferenciándose de la cetoacidosis diabética. La característica principal que se menciona en el documento es la aparición de signos neurológicos, específicamente estupor. A diferencia de la CAD, no se hace mención a deshidratación, vómitos o anorexia como síntomas prominentes, aunque se puede inferir que la deshidratación está presente dado el tratamiento recomendado. El CHNCA se caracteriza por una hiperosmolaridad severa sin la presencia de cetosis significativa, lo que refleja un distinto desequilibrio metabólico en comparación con la CAD. La ausencia de cetosis es un elemento clave para la diferenciación diagnóstica entre CHNCA y CAD.

2. Tratamiento del Coma Hiperosmolar No Cetoacidótico CHNCA

El tratamiento del CHNCA se centra en la corrección de la hiperglucemia y la deshidratación. El documento indica específicamente el uso de suero y la administración de insulina como pilares del tratamiento. A diferencia del tratamiento de la CAD, no se detalla la administración de bicarbonato, lo cual es consistente con la ausencia de acidosis en el CHNCA. La administración de suero busca rehidratar al animal y restaurar el equilibrio hidroelectrolítico, mientras que la insulina actúa para disminuir los niveles de glucosa en sangre. La dosis de insulina no se especifica en el documento para el CHNCA, pero se entiende que debe ajustarse según el monitoreo de los niveles de glucosa. La monitorización cuidadosa de los niveles de glucosa y electrolitos es fundamental para un manejo efectivo del CHNCA.

III.Tratamiento de la Diabetes Canina No Complicada

El tratamiento de la diabetes canina no complicada se basa principalmente en el control de la glucosa en sangre a través de la administración de insulina. La elección del tipo de insulina (porcina, vacuna, humana), la concentración (U-40, U-100) y la frecuencia de administración (dosis única o dosis divididas cada 12 horas) dependerán de cada perro y se determinarán mediante monitorización de la glucosa. La correcta administración de la insulina es vital y se debe realizar con la técnica adecuada. Una dieta alta en fibra y un horario de alimentación coordinado con las inyecciones de insulina mejoran el control glucémico.

1. Insulina Tipo Concentración y Administración

El tratamiento de la diabetes canina no complicada se basa en la administración de insulina. El documento describe diferentes tipos de insulina disponibles: porcina y vacuna, con concentraciones que varían (porcina a 40 u/ml con jeringas U-40, y humana a 100 u/ml con jeringas U-100). Se indica la equivalencia en las jeringas: 0.1 cc equivale a 4 unidades y 0.2 cc a 8 unidades en jeringas de 100 u/ml. También se menciona insulina lente porcina en concentraciones de 250 y 100. La frecuencia de administración es clave: dos inyecciones diarias son necesarias para la mayoría de los perros, según estudios como el de Horn & Mitten (Aust Vet J 2000), aunque una inyección diaria podría ser suficiente en algunos casos. Hess & Ward (JAVMA 2000) encontraron que el 87% de los perros con dosis altas de insulina (>1.5 u/kg) recibían una sola inyección diaria, pero el 69% de los que sufrieron hipoglucemia también recibían una sola inyección diaria. Otros protocolos sugieren diferentes dosis y frecuencias (Intervet lente 1 u/kg/24h, Nelson 0.5 u/kg/24h o 12h, Peterson 0.5 u/kg/12h, etc.), indicando la necesidad de individualizar el tratamiento según la respuesta del animal.

2. Dieta y Horario Alimentario en el Tratamiento de la Diabetes Canina

Además de la administración de insulina, la dieta juega un papel crucial en el control de la diabetes canina. Una dieta con alto contenido en fibra se recomienda por su capacidad para retrasar la absorción intestinal de glucosa y favorecer la pérdida de peso, lo cual es beneficioso para perros diabéticos. El horario de la dieta debe sincronizarse con el régimen de insulina: los perros que reciben una inyección cada 12 horas deben recibir una comida con cada inyección; similarmente, para aquellos que reciben una inyección cada 24 horas. La coordinación entre la alimentación y la administración de insulina optimiza el control glucémico y minimiza las fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre, previniendo tanto la hiper como la hipoglucemia. Esta sincronización ayuda a asegurar una respuesta más predecible al tratamiento y una mejor calidad de vida para el animal.

3. Monitorización y Ajustes de la Dosis de Insulina

La monitorización regular de la diabetes es esencial para un control eficaz. Se recomienda realizar un seguimiento en casa, observando parámetros como la orina, el apetito, y los niveles de glucosa en sangre. El documento proporciona una tabla de control para registrar la información diaria. El control del peso, la evolución de la poliuria/polidipsia, y la fructosamina ayudan a evaluar la eficacia del tratamiento a largo plazo. Si la regulación es deficiente, se debe revisar la administración, tipo y caducidad de las jeringas y el correcto almacenamiento de la insulina en refrigeración. Se describe la resistencia a la insulina y su manejo, que incluye disminuir la dosis (50-75%), dividir la dosis en dos inyecciones diarias, o cambiar a insulina ultralente. Se deben investigar las posibles causas de resistencia (glucocorticoides, progestágenos, obesidad, hipotiroidismo, entre otros) y ajustar la dosis de insulina en función de la curva de glucosa, con reducciones de 50%, 20% o 25% dependiendo del nadir y la glucosa a 0 horas. Se evidencia la variabilidad en las recomendaciones de ajuste de la dosis en estudios con perros.

IV.Tipos de Insulina y Administración

Existen diferentes tipos de insulina disponibles para perros (porcina, vacuna, humana), con diversas concentraciones (ej: 40 u/ml, 100 u/ml). La dosis de insulina varía según el perro y se ajusta con base en la monitorización regular de la glucosa. Estudios como el de Horn B y Mitten RW (Aust Vet J 2000) y Hess RS y Ward CR (JAVMA 2000) indican que la mayoría de los perros diabéticos requieren dos inyecciones diarias de insulina para un control adecuado de la glucemia, aunque algunos pueden responder a una dosis diaria. Se destacan protocolos de administración de insulina de diferentes autores (Nelson, Peterson, Rand) para tratamientos de 12 o 24 horas.

1. Tipos de Insulina para Perros

El documento menciona la disponibilidad de insulina de diferentes orígenes: porcina y vacuna. Estas insulinas se presentan en diferentes concentraciones. La insulina porcina se describe con una concentración de 40 u/ml, usualmente administrada con jeringas U-40. Por otro lado, se menciona la insulina humana con una concentración de 100 u/ml, administrada con jeringas U-100. La información también incluye la insulina lente porcina, disponible en concentraciones de 250 y 100, sin especificar las unidades. La elección del tipo y concentración de insulina dependerá del criterio veterinario y las necesidades específicas de cada paciente canino. La correcta administración y la selección del tipo de insulina son fundamentales para el control efectivo de la glucemia en perros diabéticos.

2. Concentración y Administración de la Insulina

La información sobre la concentración de insulina se detalla con precisión: la insulina porcina a 40 u/ml se administra con jeringas U-40, mientras que la insulina humana a 100 u/ml se utiliza con jeringas U-100. Se especifica la equivalencia de unidades en las jeringas de 1 cc: 0.1 cc equivale a 4 unidades y 0.2 cc equivale a 8 unidades. Esta información es crucial para la correcta dosificación de la insulina. El documento también presenta diferentes protocolos de administración de insulina de diversos autores: Intervet lente (1 u/kg +sup 24h), Nelson (lente 0.5 u/kg 24h), Peterson (NPH 0.5 u/kg 12h), Nelson (lente 0.5 u/kg 12h) y Rand (lente 0.25-0.5 u/kg 12h). Estas variaciones indican que la dosis y frecuencia óptimas de administración de insulina son dependientes del paciente y deben ser determinadas de manera individualizada por el veterinario.

3. Frecuencia de Administración de Insulina y Consideraciones

La frecuencia de la administración de insulina es un aspecto fundamental. Estudios como el de Horn & Mitten (Aust Vet J 2000) sugieren que la mayoría de los perros diabéticos necesitan dos inyecciones al día para un control adecuado de la glucemia. Sin embargo, el estudio también indica que una inyección diaria puede ser suficiente para algunos animales. Otro estudio, Hess & Ward (JAVMA 2000), muestra que el 87% de los perros con dosis altas de insulina (>1.5 u/kg) recibían una sola inyección al día, mientras que el 69% de los que experimentaron hipoglucemia también recibían una sola inyección diaria. La decisión de administrar insulina una o dos veces al día debe ser cuidadosamente evaluada por el profesional veterinario considerando factores individuales del paciente. Se menciona la dificultad de algunos dueños para administrar insulina cada 12 horas, considerando la administración diaria como una opción válida con los ajustes adecuados; sin embargo, se indica que el 60-70% de los perros requieren administración cada 12 horas (www.vetsulin.com/Veterinarian/Regulation.html).

V.Monitorización y Ajustes de la Dosis de Insulina

La monitorización regular de la glucosa es esencial para ajustar la dosis de insulina. El control del peso, la poliuria/polidipsia y la fructosamina son indicadores importantes del control de la diabetes. Se deben considerar factores que pueden provocar resistencia a la insulina, como glucocorticoides, progestágenos, obesidad, o enfermedades concurrentes. Se deben hacer ajustes a la dosis de insulina según los resultados de la curva de glucosa, considerando el nadir y las mediciones a las 0 horas. Una alta resistencia a la insulina (>2.2 U/kg) puede requerir un cambio en el tipo de insulina o la división de la dosis en dos administraciones diarias.

1. Monitorización Inicial y Seguimiento de la Diabetes

La monitorización inicial de la diabetes canina se recomienda realizar preferentemente en el hogar. Se observa una disminución en las necesidades de insulina a medida que avanza el tratamiento. El documento incluye una tabla para llevar un registro diario de la orina, la administración de insulina, el apetito y los niveles de glucosa en sangre (mañana, mediodía y noche). Además del control diario, se deben realizar revisiones periódicas que incluyan el control de peso, la evolución de la poliuria/polidipsia, y la medición de fructosamina para evaluar el control glucémico a largo plazo. Una mala regulación del tratamiento requiere una revisión exhaustiva, incluyendo el tipo de jeringas utilizadas, la caducidad de la insulina y su correcto almacenamiento en refrigeración.

2. Resistencia a la Insulina Detección y Manejo

La resistencia a la insulina se manifiesta con una disminución significativa en la efectividad de la dosis inicial de insulina. El documento sugiere una reducción de la dosis de insulina en un 50-75% o dividir la dosis en dos inyecciones diarias como posibles soluciones. El efecto Somogyi, un fenómeno de rebote hiperglicémico, y el metabolismo rápido de la insulina son factores a considerar. Una sospecha de resistencia a la insulina (>2.2 U/kg) requiere una investigación más profunda para identificar las causas subyacentes, tales como glucocorticoides, progestágenos, diestro, acromegalia, obesidad, problemas de absorción, enfermedades concurrentes, hipotiroidismo o hiperlipidemia. En estos casos, se recomienda utilizar insulina dos veces al día o cambiar a insulina ultralente. Se debe reevaluar la curva de glucosa para ajustar la terapia.

3. Ajustes de la Dosis de Insulina

Los ajustes de la dosis de insulina se basan en el análisis de la curva de glucosa. El documento proporciona directrices específicas: si el nadir (punto más bajo de glucosa en la curva) es menor a 55, se debe bajar la dosis en un 50%; si el nadir está entre 55-90, la reducción debe ser del 20%; y si la glucosa a 0 horas es menor a 180, la dosis se reduce en un 25%. Estas recomendaciones se basan en un estudio con 10 perros que realizaron dos curvas de glucosa en dos días consecutivos con la misma dosis y alimentación, mostrando una discordancia significativa (27% de recomendaciones opuestas, 40% cuando el nadir <180). Es fundamental destacar la importancia de la individualización del tratamiento y la necesidad de un ajuste preciso de la dosis basado en la respuesta individual de cada perro.