El rostro maya del carisma lasallista: testimonios de egresados del Instituto Indígena Santiago (Guatemala, 1970-1990)

Carisma Lasallista: Guatemala

Información del documento

Autor

H. Francisco Efraín Dionisio Pérez Fsc

Escuela

Distrito Lasallista de Centroamérica-Panamá

Especialidad Historia, Educación, Estudios Religiosos (posiblemente)
Lugar Guatemala
Tipo de documento Artículo de investigación
Idioma Spanish
Formato | PDF
Tamaño 1.92 MB

Resumen

I.El Instituto Indígena Santiago Educación Guerra y Justicia Social en Guatemala

Este documento analiza la historia del Instituto Indígena Santiago en Guatemala, fundado en 1945 por Monseñor Rossell y Arellano, y su impacto en la formación de líderes indígenas en el contexto del conflicto armado guatemalteco (1960-1996). El estudio se centra en las experiencias de sus egresados, muchos de los cuales se convirtieron en maestros, catequistas, y líderes comunitarios comprometidos con la justicia social y la promoción de los pueblos indígenas. La investigación revela el rol fundamental de los Hermanos de La Salle, particularmente el H. Sebastián Farró, en la formación de estos líderes, incluso arriesgando sus vidas durante la violencia y la represión estatal. Se destaca la importancia de la educación bilingüe intercultural, la cultura Maya, y la Teología de la Liberación en la formación impartida por el Instituto. Se examinan las consecuencias de la guerra para los egresados, incluyendo el asesinato de numerosos alumnos y la lucha por la superación de la pobreza, el analfabetismo, y la discriminación.

1. Fundación e inicios del Instituto Indígena Santiago

El Instituto Indígena Santiago fue fundado en 1945 por Monseñor Rossell y Arellano, respondiendo a la situación de abandono de la población indígena guatemalteca. Su creación representó un avance significativo en un contexto social que poco o nada consideraba la necesidad de una educación específica para los indígenas. Inicialmente ubicado en el Palacio Arzobispal, posteriormente, a inicios de 1966, Monseñor Mario Casariego lo cede a los Hermanos de La Salle, quienes establecen el Instituto en la Escuela de Cristo, en Antigua Guatemala, bajo la dirección del Hermano Sebastián Farró Soler. Los hermanos Aurelio Fernández, Jesús Collantes y Alfredo Rabat completaron la comunidad, enfrentándose a precariedades económicas y de recursos desde sus inicios. La labor de los Hermanos se centró en ofrecer una formación de alta calidad y promover el desarrollo humano y cristiano de sus alumnos, impulsando un autogobierno estudiantil y el cultivo del arte y el liderazgo. A finales de los años 1990 el instituto renovó su pensum incluyendo materias como Pensamiento Maya, Cultura Maya, Arte Maya y Lingüística Maya, impulsado por el Hermano Oscar Azmitia. La formación integral y el cooperativismo se presentan como elementos clave del programa educativo del Instituto. Una finalidad importante era contribuir al desarrollo de los valores culturales de los estudiantes indígenas a través de la investigación de su realidad.

2. El Instituto en el contexto de la guerra interna guatemalteca

El documento describe el impacto devastador de la guerra interna guatemalteca (1960-1996) en el Instituto Indígena Santiago y sus alumnos. La falta de libertad de expresión y la persecución a líderes indígenas, catequistas, y estudiantes de la Universidad de San Carlos, impactaron directamente a la comunidad. La ubicación del Instituto lo convirtió en blanco de las acciones de los escuadrones de la muerte y el ejército, incluso llegando a sufrir un atentado con bomba. Se menciona el testimonio de un egresado que describe la quema de sus libros de texto por las fuerzas del orden, considerando la educación y la USAC como elementos subversivos. Otros testimonios describen las experiencias de vivir en medio del fuego cruzado entre el ejército y la guerrilla, y la constante amenaza a la vida por pertenecer al Instituto. El hecho de que muchos estudiantes del Instituto fueron asesinados por su compromiso con sus comunidades y la iglesia Católica revela la violencia política y la discriminación. La quema de la Embajada de España en 1980, donde campesinos que habían pasado la noche en el Instituto participaron, causó intimidación y amenazas directas a los Hermanos y profesores. Acoger a perseguidos, convertía al Instituto y a los Hermanos en objetivo de represión. La situación de violencia extrema implicó la pérdida de vidas, tanto de egresados como de familiares, convirtiendo el compromiso social en una cuestión de supervivencia.

3. Egresados del Instituto Compromiso social y legado

El documento destaca el compromiso social de los egresados del Instituto Indígena Santiago. La mayoría regresó a sus comunidades para trabajar en proyectos de desarrollo comunitario, educación, y organización campesina. Estos egresados se involucraron activamente con la Iglesia Católica, impulsando procesos de cambio en sus localidades. Se mencionan ejemplos de egresados que, tras sus estudios, asumieron importantes roles como maestros, fundadores de escuelas y colegios bilingües, y líderes en programas educativos de radio, trabajando en la formación de padres de familia. La dedicación a la educación se convirtió en un apostolado, enfrentando obstáculos y persecución por defender los derechos de los indígenas. El documento afirma que más de treinta egresados perdieron la vida durante la guerra por su compromiso social, que consideraban una amenaza al sistema imperante. Incluso después de la guerra, muchos ex alumnos continúan trabajando por el bien común, promoviendo la educación, la justicia social y la cultura Maya. Su trabajo es valorado como un legado del Instituto Santiago, transformando la realidad y buscando soluciones a los problemas sociales a largo plazo.

4. El Carisma Lasallista y la Formación en Justicia Social

El documento analiza la formación en justicia social dentro del Instituto, destacando la influencia de los Hermanos Sebastián Farró y Oscar Azmitia. La formación no se limitaba al ámbito académico, sino que se manifestaba en diversas actividades, incluyendo los Festivales Santiago con contenido social. Se menciona la influencia de autores como Paulo Freire en las clases de pedagogía, y la integración de la Doctrina Social de la Iglesia en la formación religiosa. El Instituto promovió el cooperativismo y la autogestión, buscando soluciones para cambiar el status quo. Se describe la influencia de documentos latinoamericanos y el auge de la Acción Católica, que sirvió de base para el compromiso de la Iglesia con la justicia social. La importancia del rol del catequista en comunidades indígenas se resalta, mencionando el costo humano de su fidelidad al evangelio. El Instituto, en línea con el Concilio Vaticano II y los documentos de Medellín y Puebla, promovió un proceso de promoción humana y cristiana, formando jóvenes indígenas que tuvieron un gran impacto en sus comunidades. El compromiso con la justicia social se extendió más allá del Instituto, con egresados participando activamente en ámbitos de toma de decisiones para la sociedad guatemalteca en general. El legado de este compromiso social está fuertemente marcado por el ejemplo de los Hermanos de La Salle.

II.La Guerra y su Impacto en el Instituto Indígena Santiago y sus Egresados

La guerra interna guatemalteca impactó profundamente al Instituto Indígena Santiago. Los egresados sufrieron las consecuencias de la violencia, incluyendo secuestros, asesinatos, y persecuciones. Ser estudiante del Santiago, catequista, o simplemente indígena, se convirtió en motivo suficiente para ser víctima de la represión. La institución misma fue afectada por actos de violencia, como la explosión de una bomba en sus instalaciones. A pesar de esto, el Instituto y los Hermanos de La Salle continuaron su labor de formación, ofreciendo refugio y apoyo a los perseguidos, lo que los convirtió en objetivos de las fuerzas de seguridad y los escuadrones de la muerte. El documento destaca la valentía de los Hermanos de La Salle en proteger a sus estudiantes y a la población indígena en medio del conflicto, arriesgando sus propias vidas. La quema de la Embajada de España en 1980, donde campesinos que habían pernoctado en el Instituto fueron asesinados, es un ejemplo de este riesgo.

1. Testimonios de la violencia durante la guerra interna

La mayoría de los entrevistados, ex alumnos del Instituto Indígena Santiago, relataron haber sido afectados directa o indirectamente por la guerra interna de 36 años en Guatemala. Sus testimonios revelan heridas no superadas y la falta de comprensión de un país donde las diferencias eran vistas como amenazas. Las muertes no se debieron solo a la subversión, sino a la simple acción de reclamar derechos civiles, ser parte de bases de desarrollo comunitario, ser catequista, estudiante de la Universidad de San Carlos, o incluso, estudiante del Instituto Indígena Santiago. Ser católico era, en sí mismo, motivo suficiente para ser perseguido. Un testimonio describe el secuestro de seis miembros de una familia y dos perros, sin que hasta la fecha se haya sabido nada de ellos. Otro relata la quema de libros de texto en la Universidad de San Carlos, ya que cualquier material relacionado con la educación de estudiantes indígenas era considerado peligroso. Se describen experiencias de supervivencia en medio de enfrentamientos armados entre el ejército y la guerrilla, como en la aldea Pamumús y Santa María Visitación. La guerra afectó al Instituto con la falta de libertad de expresión y el martirio de personas que creían en una doctrina de liberación, centrada en la inclusión de los más pobres.

2. El Instituto como blanco de la represión

El Instituto Indígena Santiago fue víctima de la violencia de la guerra, sufriendo un atentado con bomba como amenaza para que los Hermanos de La Salle dejaran de formar líderes indígenas. Esta acción refleja el temor de sectores retrógrados a la superación de los indígenas, quienes querían mantenerlos como mano de obra barata en las fincas. El testimonio de un ex alumno describe la persecución que sufrió por ser maestro y egresado del Santiago, mencionando el asesinato de varios compañeros. Otros testimonios relatan la victimización por parte de grupos paramilitares. La experiencia de la quema de la Embajada de España, donde campesinos que habían pernoctado en el Instituto fueron asesinados, destaca la valentía y el riesgo asumido por los Hermanos de La Salle al acoger a los perseguidos, convirtiéndolos en enemigos del Estado guatemalteco. El testimonio destaca la acción de los Hermanos como un acto de valentía, desafiando un sistema anticristiano, pues acoger a los perseguidos en medio del conflicto significaba un riesgo mortal para ellos mismos.

3. La respuesta de los Hermanos de La Salle y el compromiso de los egresados

El trabajo del Instituto Indígena Santiago y de los Hermanos de La Salle, promoviendo a los marginados y perseguidos, los puso en una situación de riesgo durante la guerra. Los testimonios destacan el compromiso de los Hermanos, quienes expusieron sus vidas para apoyar a la población indígena. El Hermano Sebastián Farró, en particular, se arriesgó al salvar familias refugiadas, buscando lugares donde esconderlas. El Instituto brindó apoyo a los perseguidos y desplazados, proporcionándoles alimento, vivienda y sostén espiritual. Se menciona la labor de los Hermanos José Sebastián Farró Soler, Pedro Roure Rabasseda y Manuel Estrada Carpintero en diferentes zonas del país. A pesar de las adversidades, los egresados del Santiago mostraron un gran compromiso con sus comunidades, dedicándose al desarrollo comunitario, trabajo con la Iglesia Católica, y la defensa de los derechos del campesinado. Muchos de ellos perdieron sus vidas por su compromiso; otros tuvieron que exiliarse para salvarse. El compromiso de los egresados trascendió la simple labor transformadora: fue un entendimiento profundo de los problemas sociales, incluyendo las estrategias para construir un país en unidad dentro de la diversidad, participando en ámbitos de toma de decisiones para la sociedad en general.

III.Formación en Justicia Social y Compromiso Comunitario

La formación en el Instituto Indígena Santiago se caracterizó por un fuerte énfasis en la justicia social, influenciada por la Teología de la Liberación y la Doctrina Social de la Iglesia. Los Hermanos de La Salle, especialmente el H. Sebastián Farró y el H. Oscar Azmitia, jugaron un papel crucial en fomentar este compromiso en los estudiantes. Los egresados, tras graduarse, regresaron a sus comunidades para promover el desarrollo comunitario, la educación, y la organización popular. Muchos trabajaron en proyectos parroquiales, organizaciones campesinas, y como maestros, arriesgando sus vidas por su compromiso con los más desposeídos. El documento resalta la persistencia de los ex alumnos en su lucha por la superación de la pobreza y la injusticia y por la preservación de la cultura Maya.

1. La formación en justicia social en el Instituto Indígena Santiago

El Instituto Indígena Santiago, además de la formación académica, impartía una profunda formación en justicia social, considerada por los egresados como una de las más influyentes. Los testimonios recogidos reflejan la incidencia de esta formación, forjada por la comunidad educativa del Instituto, especialmente por el trabajo de los Hermanos Sebastián Farró y Oscar Azmitia. Esta formación en justicia social se centraba en crear conciencia y compromiso con los necesitados. Si bien siempre estuvo presente, el renacer de esta conciencia se fortaleció a partir de los años ochenta, como respuesta a la situación de violencia y opresión del momento. El Instituto no solo impartía esta formación teóricamente; se inculcaba a través de todo el conjunto de actividades. La formación religiosa integró temas de la Doctrina Social de la Iglesia junto con la fe cristiana, buscando crear conciencia social y crítica. El cooperativismo, la autogestión y nuevos paradigmas educativos apuntaban a generar soluciones para cambiar el status quo. Se menciona, por ejemplo, la participación del Instituto en la Conferencia de Puebla, fruto de las reflexiones con los alumnos.

2. Influencias ideológicas y prácticas en la formación

La formación en justicia social del Instituto Indígena Santiago se daba no solo en el plano académico –cursos de sociales, estudios socioeconómicos, pedagogía con autores como Paulo Freire, Moral y Ética Profesional– sino que trascendía lo estrictamente curricular. Actividades como los Festivales Santiago, que duraban una semana, incluían obras de teatro con un fuerte contenido social. La pertinencia cultural variaba según el catedrático, aunque siempre estuvo presente. La formación se vio nutrida por los documentos latinoamericanos y el auge de la Acción Católica, especialmente la obra de Jacques Maritain Cuestiones de conciencia, que impulsó la Acción Católica y Acción Política en Latinoamérica. Esto fomentaba un humanismo cristiano que sirvió de base para la democracia cristiana y el compromiso del católico con sus semejantes. La Conferencia de Medellín en 1968, con su visión de Iglesia más local y latinoamericana, influyó en el desarrollo de las comunidades eclesiales de base y en el compromiso de la Iglesia con la opción por los pobres, un compromiso que también se vivió en el Instituto Santiago. El renacimiento del rol del catequista, especialmente en comunidades indígenas, es otro elemento relevante, muchos de ellos terminaron ofrendando sus vidas por su fidelidad al evangelio.

3. El compromiso comunitario de los egresados

Los egresados del Instituto Indígena Santiago demostraron un fuerte compromiso individual con sus comunidades. Al concluir sus estudios, la mayoría regresó a sus pueblos para emprender trabajos de desarrollo comunitario, trabajando directamente con la Iglesia Católica o en organizaciones campesinas. Se destaca su esfuerzo por mejorar la educación en sus aldeas, elevando el nivel educativo de las escuelas y promoviendo que más jóvenes continuaran sus estudios. El compromiso de estos egresados fue visto como una amenaza, y más de treinta perdieron la vida durante la guerra. Algunos tuvieron que abandonar sus lugares para salvar sus vidas y las de sus familias. Un testimonio detalla la labor de un egresado, comprometido con la educación en diferentes roles: maestro en un colegio católico, en el estado, fundador de una escuela para padres, conductor de un programa de radio educativo en español y kaqchikel. Su trabajo, aunque criticado por algunos, se enmarca en la filosofía del Instituto de levantar a los excluidos. Este compromiso se proyectó a largo plazo, con la fundación de un Instituto Bilingüe de Magisterio y trabajo en la Universidad Panamericana, buscando siempre servir a su comunidad. Este testimonio refleja el compromiso de muchos egresados por comprender y abordar las dimensiones de los problemas sociales del pueblo Maya, buscando estrategias para construir un país en unidad dentro de la diversidad.

IV.El Asesinato del Hermano Santiago Miller Un Símbolo de la Represión

El asesinato del Hermano Santiago Miller en 1982 es presentado como un ejemplo de la violencia y la represión que enfrentó el Instituto Indígena Santiago y la Iglesia Católica en Guatemala. El crimen permanece sin resolver, aunque el documento explora posibles motivaciones, incluyendo la labor del Hermano Miller con refugiados nicaragüenses y su compromiso con la población indígena. La falta de investigación por parte del gobierno y la impunidad rodeando el caso reflejan la injusticia sistémica. El caso resalta la resistencia y el costo humano de defender los derechos humanos y trabajar por la justicia social en un contexto de violencia y represión estatal.

1. El asesinato del Hermano Santiago Miller un crimen sin resolver

El asesinato del Hermano Santiago Miller, ocurrido el 13 de febrero de 1982 en Huehuetenango, Guatemala, sirve como un símbolo de la represión y la violencia durante la guerra interna. El hecho de que el gobierno de turno hiciera poco o nada para investigar el asesinato, a pesar de las demandas de la Conferencia Episcopal y la poca osadía de la Embajada Norteamericana para exigir esclarecimiento, destaca la impunidad reinante. Los testimonios recogidos indican que los asesinos se refugiaron en la oficina de policía local después del crimen, lo que sugiere complicidad o, al menos, una falta de interés en la investigación. La falta de esclarecimiento sobre los actores intelectuales y materiales del crimen deja en evidencia la ausencia de justicia y la manipulación de información en un contexto de guerra. La falta de justicia en el caso de Miller refleja la problemática sistemática de la impunidad en Guatemala durante la guerra interna.

2. Posibles Motivaciones y la falta de claridad en la investigación

El documento explora posibles motivaciones detrás del asesinato del Hermano Miller, sin llegar a conclusiones definitivas debido a la falta de información concluyente. Se mencionan varias hipótesis: su cercanía con refugiados nicaragüenses; declaraciones del Jesuita Pellecer; y la amenaza de la guerrilla contra el Colegio La Salle. La posibilidad de que la guerrilla o el gobierno estuvieran implicados se plantea, sin evidencias contundentes en ninguno de los casos. El texto también señala que la investigación oficial parece haber estado sesgada, tratando de culpar a la izquierda sin pruebas sólidas. Se compara el caso con otras masacres, como la de El Aguacate, donde la autoría de la guerrilla era más clara. La falta de una investigación exhaustiva y objetiva, la rápida aparición de la policía en casos de violencia guerrillera y su lentitud o ausencia en casos de violencia estatal o parapolicial, deja abierta la posibilidad de complicidad en la obstrucción de la justicia. Esto confirma que el asesinato fue una clara intimidación a la labor de los Hermanos con la población indígena y un intento por silenciar el trabajo de la Iglesia. La impunidad que rodea el crimen, incluso con testimonios que señalan a los asesinos, se presenta como un ejemplo de la falta de justicia sistemática.

3. El asesinato como símbolo de la represión contra la Iglesia y los indígenas

El asesinato del Hermano Santiago Miller no solo provocó miedo e impotencia, sino también un clamor por justicia por parte de los Hermanos de Guatemala. La falta de respuesta del gobierno a las demandas de esclarecimiento, contrastando con la solidaridad mostrada por la Conferencia Episcopal, indica la poca relevancia que se le daba a la vida de un religioso trabajando con la población indígena. El hecho de que el crimen haya quedado en el silencio, a pesar de las presiones, revela la impunidad que protegía a los responsables. La falta de respuestas oficiales y la ausencia de una investigación seria deja la puerta abierta a la especulación sobre las motivaciones reales detrás del asesinato, pero lo consolida como un acto de intimidación a la labor de los Hermanos con la población indígena. El silencio y la impunidad que cubrieron el crimen enfatizan la represión sistemática ejercida contra la Iglesia y los indígenas durante el conflicto armado, con la complicidad tácita o explícita de sectores del poder. El crimen de Miller, por tanto, se convierte en un símbolo representativo de la violencia contra quienes defendían a la población más vulnerable en un contexto marcado por la opresión y el terror.

Referencia de documento

  • Guatemala a grandes trazos. Historia, Movimiento popular y Acuerdos de Paz (Associació d´Amistat amb el Poble de Guatemala)