Formación, crisis y reorientaciones de la vitivinicultura en Mendoza y San Juan, 1970-2000. Aportes para el estudio del sector en la Argentina

Vitivinicultura Argentina: 1870-2000

Información del documento

Autor

Rodolfo A. Richard-Jorba

Escuela

Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales (INCIHUSA-CONICET) y Universidad Nacional de Cuyo-Argentina

Especialidad Historia Económica, Geografía Económica, o similar
Lugar Mendoza
Idioma Spanish
Formato | PDF
Tamaño 226.38 KB

Resumen

I.La Vitivinicultura Argentina Una Historia de Auge y Caída

Desde la época colonial, la vitivinicultura en Mendoza y San Juan fue una actividad económica clave, llegando a ser la principal fuente de riqueza en el siglo XVIII, con Buenos Aires como mercado principal. Sin embargo, sufrió varias crisis, la más notable por el libre comercio borbónico (1778) y las guerras de independencia. A comienzos del siglo XIX hubo una recuperación, con San Juan tomando la delantera en la producción de aguardientes. La decadencia se profundizó en la segunda mitad del siglo XIX, limitándose el mercado a nivel regional. A pesar de estas fluctuaciones, la historia de la vitivinicultura en la región ha estado siempre ligada a la vid y al vino, marcando su economía y sociedad.

1. Orígenes Coloniales y Crecimiento del Siglo XVIII

La vitivinicultura en las regiones de Mendoza y San Juan se integra al paisaje agrario y la economía desde la época colonial. Durante el siglo XVIII, se consolida como la principal actividad económica, con Buenos Aires como su principal mercado. Los vinos de Mendoza y los aguardientes de San Juan representaban una particular división del trabajo, enriqueciendo a los comerciantes-productores. Mendoza mostró un crecimiento más rápido inicialmente, pero esta prosperidad se vería interrumpida.

2. Crisis del Siglo XVIII y Recuperación Incipiente del Siglo XIX

A partir de la década de 1780, la vitivinicultura experimenta una decadencia gradual, atribuida al libre comercio borbónico de 1778. A comienzos del siglo XIX, una recuperación del mercado de vinos y aguardientes reanima la actividad, con San Juan tomando protagonismo debido a la mayor demanda de aguardientes en Buenos Aires. Sin embargo, esta recuperación sería efímera.

3. Declive del siglo XIX Guerras Importaciones y Decadencia

Las guerras de independencia y las subsiguientes luchas civiles, la falta de protección aduanera y la importación de vinos de mayor calidad, frenaron la reactivación. A pesar de la ley de aduanas rosista en 1835, la decadencia continuó. Para mediados del siglo XIX, la vitivinicultura regional se limitaba a abastecer su propio mercado y algunos territorios vecinos. El texto destaca la profunda crisis de la vitivinicultura a nivel regional, y la reducción significativa de su alcance comercial.

4. La Vitivinicultura como Fuerza Motriz Socioeconómica

A lo largo de su historia, la vitivinicultura ha sido una fuerza determinante en la economía y la sociedad de la región. A pesar de las recurrentes crisis y períodos de profunda depresión, la actividad siempre ha vuelto a atraer la atención y la inversión. El texto resalta la importancia histórica de la actividad, su impacto socioeconómico, y la persistente resiliencia del sector frente a las adversidades.

5. Tecnologías Tradicionales y Limitaciones Pre 1870

Hasta la década de 1870, la vitivinicultura se basaba en tecnologías tradicionales y rudimentarias. En la etapa agrícola, las prácticas culturales eran escasas o se combinaban con otros cultivos, como la alfalfa, no siempre compatibles. Los sistemas de conducción eran de madera y la poda era poco eficiente, dañando las cepas. La transformación de la uva en vino se realizaba de forma empírica, sin control de temperatura ni higiene, lo que resultaba en vinos de baja calidad que difícilmente llegaban en buen estado al mercado. La comercialización era difícil y costosa, afectada por la calidad y los altos fletes. En Mendoza, a comienzos del siglo XIX, la escala de producción era muy pequeña (aproximadamente 16.000 Hl). La baja calidad del producto y las dificultades de comercialización favorecieron la penetración de vinos importados.

6. Declive y Reactivación a Medidados del Siglo XIX

La vitivinicultura en Mendoza y San Juan había experimentado una profunda decadencia décadas antes de la década de 1870, casi desapareciendo en algunos períodos. En Mendoza, la década de 1830 marca un retroceso, con el viñedo desplazado por cultivos forrajeros y cerealeros. La pobreza, la falta de trabajo y la emigración afectaron a ambas provincias. Sin embargo, hacia la década de 1870, el viñedo comenzó una lenta recuperación, impulsada por la actividad ganadera (engorde y exportación a Chile) y la venta de harinas y otros productos a provincias orientales. Los alfalfares dominaron el paisaje agrícola, ocupando entre el 90% y 95% de las tierras cultivadas, dejando un pequeño porcentaje para cereales, principalmente trigo.

7. Competencia Interprovincial y el Cambio Económico

Hasta el primer tercio del siglo XIX, Mendoza y San Juan competían por la supremacía en la producción vitivinícola, manteniendo una actividad anclada en la tradición colonial. Sin embargo, la decadencia en la vitivinicultura llevó a reorientar la economía regional hacia actividades más rentables. Los oasis se dedicaron al cultivo de alfalfa para engordar ganado, el cual era exportado a Chile. Las provincias, autónomas desde 1820, continuaron su evolución económica en un contexto de competencia. Este cambio económico sentó las bases para una nueva etapa de crecimiento.

II.La Primera Modernización 1870 1900 Transformación de la Vitivinicultura

Hacia la década de 1870, un nuevo modelo de crecimiento basado en la vitivinicultura emergió. La llegada de inmigrantes franceses, como Michel Pouget, introdujo nuevas técnicas y variedades de uvas (Malbec, Cabernet, Chardonnay). En Mendoza, leyes de 1881 eximieron de impuestos las nuevas plantaciones, impulsando la expansión, acentuada por la llegada del ferrocarril en 1885. El Banco de la Provincia de Mendoza (1888) facilitó el crédito. Justo Castro, en San Juan, fue pionero en la plantación exclusiva de viñedos. La producción masiva de vinos de menor calidad predominó. La transformación territorial fue significativa, con aumento de la densidad de cepas y la creación de bodegas tecnificadas. Este período se caracterizó por una expansión cuantitativa y la formación de una nueva burguesía productora, pero también por una producción de baja calidad para abastecer la creciente demanda del mercado interno.

1. Contexto y Causas de la Modernización

La modernización de la vitivinicultura, iniciada alrededor de 1870, fue una respuesta a varios factores. Las elites locales y el gobierno nacional tomaron decisiones políticas clave. El avance de la agricultura pampeana hacia el oeste, el desarrollo de la industria harinera, y la expansión ferroviaria redujeron la competitividad de actividades tradicionales mendocinas como la ganadería y la producción de cereales. La disminución de la demanda ganadera en Chile y la inestabilidad económica en ese país también influyeron. Paralelamente, la llegada masiva de inmigrantes mediterráneos, con alta tradición vinícola, incrementó la demanda interna de vinos, antes suplida por importaciones.

2. El Rol de la Inmigración Francesa y la Innovación

La influencia de los inmigrantes franceses fue crucial en la modernización. El agrónomo Michel Pouget introdujo nuevas variedades de uva (Malbec, Cabernet Sauvignon, Chardonnay) desde Chile y posiblemente Francia a partir de la década de 1850. Pouget no solo las difundió, sino que también transmitió conocimientos agrícolas y enológicos a productores locales. Algunos productores argentinos e inmigrantes, como las familias Civit, González, Estrella, Pedro Brandi, Eugenio Guerin e Hilaire Lasmartres, comenzaron a elaborar vinos de calidad superior, obteniendo reconocimientos en exposiciones nacionales e internacionales (Córdoba 1871, Buenos Aires 1877, París 1878). El éxito de estos vinos, aunque a pequeña escala, demostró el potencial de una vitivinicultura basada en la calidad.

3. Políticas de Promoción y Expansión del Viñedo en Mendoza

En 1881, Mendoza promulgó una ley que eximía de impuestos a las nuevas plantaciones exclusivas de viñedos, olivos o nogales hasta 1891. Esto, además de la superación de la crisis en la economía ganadera, buscaba aumentar la producción de uva y vino para el mercado del este del país, una vez establecido el ferrocarril. La expansión se aceleró tras la inauguración del ferrocarril en 1885, que conectó la región con Buenos Aires y otras zonas. Leyes posteriores (1889-1902) redujeron los períodos de exención impositiva a cinco años. Esta política, aunque costosa para el fisco provincial, promovió la acumulación de capital entre los productores, acelerando sus inversiones y generando altos ingresos para la provincia una vez que los viñedos entraran en producción (más del 50% del presupuesto provincial a principios del siglo XX). Se crearon alrededor de 3.400 explotaciones vitícolas modernas, ocupando más de 20.000 hectáreas hasta 1902, transformando radicalmente el paisaje agrario y aumentando la densidad de las plantaciones. La creación del Banco de la Provincia de Mendoza en 1888 facilitó el acceso al crédito, fomentando aún más la expansión del cultivo.

4. Innovaciones Tecnológicas y Cambios en la Producción

La modernización implicó cambios tecnológicos significativos. El uso de alambrado reemplazó los costosos sistemas de conducción de madera, favorecidos por el transporte ferroviario, reduciendo costos y mejorando la eficiencia, especialmente con la mayor densidad de cultivos. La influencia de los inmigrantes franceses también se hizo evidente en la introducción de nuevas técnicas de conducción (espaldero) y poda (sistema Guyot doble, luego adaptado al triple o mendocino). En el ámbito privado, la publicación del 'Manual del Viñatero en Mendoza' por Eusebio Blanco en 1870, una traducción y adaptación de una obra de Henry Machard, promovía el cultivo de cepajes de calidad, adaptados a diferentes suelos, con el objetivo de mejorar la calidad del vino argentino y competir con las importaciones. También surgió un sector metalúrgico, con productores locales como Eusebio Blanco y Juan Lauga en San Juan, fabricando maquinaria para bodegas (moledoras, prensas), impulsando el desarrollo de una incipiente industria metalmecánica regional y fomentando la innovación tecnológica. La aparición de contratistas de plantación, principalmente inmigrantes, aceleró la implantación de viñedos.

5. Estructura Económica y Social Resultante

La modernización generó una estructura económica y social nueva. Aunque hubo algunos productores que buscaban vinos de alta calidad, el modelo dominante se enfocó en la producción masiva de vinos de baja calidad, impulsado por la alta demanda de los sectores populares y la escasez de capital que limitaba la elaboración de vinos de alta gama que requerían mayor tiempo de maduración. El mercado se orientaba a producir la máxima cantidad posible y venderla lo más rápido posible, priorizando el precio sobre la calidad. La concentración de la propiedad de la tierra en manos de la elite mendocina fue un resultado significativo, junto con la formación de una clase de pequeños y medianos propietarios, muchos de ellos inmigrantes, que contribuyeron a ampliar la clase media. El sistema de contratistas también incidió en una mejor distribución del ingreso, aunque este beneficio se vería afectado en el futuro.

III.El Siglo XX Crecimiento Crisis y Globalización

El siglo XX vio una expansión de la vitivinicultura impulsada por la industrialización sustitutiva de importaciones, con un crecimiento hasta la década de 1970. Sin embargo, se sucedieron diversas crisis, incluyendo sobreproducción y fluctuaciones del mercado. Los gobiernos intervinieron con medidas como la creación de la empresa GIOL en Mendoza (1954) y CAVIC en San Juan para regular el mercado. La Ley 22.667 de 1982 buscó impulsar la calidad, pero la desregulación del Decreto 2.284/91 en 1991 liberó el sector, aunque esto llevó a una nueva crisis de sobreproducción. La década de 1990 trajo una reconversión, con enfoque en vinos finos y exportación, y la creación de Fondos Vitivinícolas en Mendoza y San Juan. La Ley 25.163 de 1999 estableció el sistema para la protección de nombres geográficos y la Denominación de Origen Controlada (DOC).

1. Crecimiento y Expansión 1945 1970

La industrialización sustitutiva de importaciones impulsó el crecimiento del sector vitivinícola a partir de 1945, extendiéndose hasta mediados de la década de 1970. Este período se caracterizó por una expansión de la producción, aunque con fluctuaciones debido a eventos climáticos como granizo y heladas que, en ocasiones, contribuían a equilibrar la oferta y la demanda. Las empresas grandes y medianas capitalizadas mantuvieron niveles aceptables de rentabilidad en las etapas agrícola, industrial y comercial. Sin embargo, también se enfrentaron a crisis que provocaron cambios forzados como la fabricación de mostos concentrados, la destilación de vinos para obtener alcohol y la fijación de cupos de comercialización, con la intervención estatal para la adquisición de excedentes. Los gobiernos regionales se transformaron en actores empresariales, como se observa con la incorporación de la empresa GIOL por parte de Mendoza en 1954, y la creación de CAVIC en San Juan diez años después, con el objetivo de regular el mercado y proteger a los viñateros sin bodega.

2. Crisis de Sobreproducción y Ley de Reconversión 1970 1991

A pesar de las señales de crisis en el sector, la plantación de viñedos de baja aptitud enológica continuó a partir de la década de 1970, fomentada por leyes nacionales como la 18.905/70 (que buscaba integración vertical y diversificación, pero resultó en expansión de la oferta) y la 20.954/74 (que promovió el riego con aguas subterráneas en zonas áridas, beneficiando principalmente a empresas muy capitalizadas). La falta de una política estatal coherente que abordara las problemáticas del sector y la persistencia de prácticas empresariales poco innovadoras condujeron a una expansión descontrolada que se detuvo alrededor de 1978. A partir de mediados de la década de 1980 se registra una retracción sostenida de la superficie cultivada, agravada por la disminución del consumo de vino per cápita (86 litros en 1968, 60 en 1986). La Ley nacional 22.667 de 1982 (de Reconversión Vitivinícola), si bien intentaba promover la calidad, impuso bloqueos y cupos de producción, demostrando la ineficacia de las políticas de control de la oferta. Las empresas estatales Giol y CAVIC intervinieron con precios de sostén, generando fuertes déficits en los fiscos provinciales.

3. Desregulación y Respuestas Regionales 1991 1999

El Decreto 2.284/91 desreguló abruptamente el sector vitivinícola, eliminando restricciones a la expansión del viñedo, la instalación industrial y la comercialización. La desregulación incluso anuló la legislación que obligaba al envasado en origen, lo que aumentó los problemas de fraude. La disolución del INV en 1996, posteriormente revertida, reflejó los efectos negativos de la desregulación. Como respuesta a la sobreproducción de materia prima, Mendoza y San Juan crearon, en 1994, fondos vitivinícolas financiados con aportes privados y estatales, destinados a la promoción y exportación de vinos. La Ley nacional 25.163 de 1999, estableciendo un sistema para el reconocimiento y protección de nombres geográficos, habilitó la indicación geográfica, la indicación de procedencia y la denominación de origen controlada (DOC), un marco para incentivar la calidad de los vinos, con el INV como autoridad de aplicación.

IV.La Nueva Modernización Globalización e Inversión Extranjera

En las últimas décadas, la globalización ha traído una nueva ola de modernización de la vitivinicultura argentina. La inversión extranjera directa (IED) ha aumentado significativamente, con empresas como Codorniú (Séptima), Pernod Ricard, y otras de Francia, EEUU, Chile, etc., invirtiendo en bodegas y viñedos, especialmente en Mendoza, en el Valle de Uco. Se observa un cambio hacia la producción de vinos finos y espumantes (champagnes), con el uso de tecnología de punta en la elaboración y el marketing, y una creciente orientación a la exportación. A pesar de la significativa inversión extranjera, la vitivinicultura argentina aún mantiene un importante componente nacional.

1. El Impulso de la Globalización y la IED

La nueva modernización de la vitivinicultura argentina, iniciada a finales del siglo XX, está fuertemente impulsada por la globalización y la inversión extranjera directa (IED). Esta nueva etapa se caracteriza por un cambio cualitativo en comparación con la primera modernización, enfocándose en la producción de vinos de alta gama, dirigidos a mercados internacionales. La inversión extranjera ha sido significativa, con la llegada de empresas multinacionales y familias multinacionales, que han adquirido bodegas existentes o creado nuevas instalaciones, especialmente en Mendoza y el Valle de Uco. Algunos ejemplos incluyen a Codorniú (Séptima), Pernod Ricard (Etchart), Michel Rolland, Clos de los Siete, y Salentein. Estas inversiones se han centrado en la producción de vinos premium, superpremium, y ultrapremium, con la incorporación de tecnología de punta y estrategias de marketing sofisticadas.

2. Cambios en la Producción y Tecnología

En la fase industrial, la modernización se centra en la incorporación de tecnología de punta importada, adoptada principalmente por las empresas más capitalizadas. Se utiliza tecnología como tanques de acero inoxidable, equipos de frío, y gases inertes para controlar la fermentación y conservar la calidad del vino. El uso de barricas de roble (francés y americano) para la crianza de vinos es una práctica generalizada. La automatización y la mecanización de las operaciones son objetivos importantes, requiriendo la incorporación de ingenieros industriales y otros profesionales especializados. En la fase agrícola, la tecnología de riego presurizado se está difundiendo, ahorrando agua y mejorando la eficiencia. Esta tecnología, si bien requiere mayor inversión, se expande rápidamente en regiones como el Valle de Uco, donde se concentra buena parte de la inversión extranjera.

3. Factores Atractivos para la Inversión Extranjera

Varios factores han atraído la inversión extranjera directa (IED) al sector vitivinícola argentino. Los precios de la tierra son más bajos que en Europa y Estados Unidos, combinados con condiciones ecológicas óptimas para el cultivo de diversas variedades de vid, especialmente en Mendoza. Los premios internacionales obtenidos por los vinos argentinos, particularmente los de Mendoza, actúan como un efecto demostración, atrayendo más inversión. El atractivo paisaje de los viñedos al pie de la Cordillera de los Andes y el desarrollo del enoturismo también juegan un papel importante. En el caso de los inversores chilenos, la escasez de tierras aptas para la viticultura en su país es un factor añadido que impulsa la inversión en Argentina. La creación de 'bodegas boutique', pequeños emprendimientos vitivinícolas enfocados en la producción de vinos de alta gama para la exportación, representa otro elemento del crecimiento del sector.

4. El Mercado de Tierras y la Especificación Inmobiliaria

La nueva modernización ha transformado el mercado de tierras. A diferencia de la primera modernización, donde la prioridad era la disponibilidad de agua, el nuevo mercado es altamente selectivo, priorizando la calidad del suelo y la aptitud para el cultivo de cepas finas. La llegada de inversionistas extranjeros y nacionales ha elevado considerablemente el precio de las tierras, creando fuertes diferencias según su calidad. Sin embargo, existe una problemática importante: la especulación inmobiliaria, especialmente en Mendoza, que está llevando a la conversión de tierras vitícolas en desarrollos urbanos (barrios cerrados, clubes de campo), desplazando el cultivo de viñedos, incluso en áreas con suelos muy aptos para la producción de uvas de alta calidad. A pesar de esto, se observa la ocupación de nuevas tierras vírgenes, especialmente en el Valle de Uco y zonas de San Juan, mediante el uso de tecnologías de riego avanzadas y aprovechando beneficios impositivos del Estado nacional.

5. Continuidades y Cambios en el Mercado Laboral

Los actores principales de la primera modernización siguen presentes, pero con cambios en sus características y relaciones. El contratista de viña ha prácticamente desaparecido, siendo reemplazado por administradores asalariados, lo que ha agravado la distribución regresiva del ingreso. En Mendoza, el empleo en el sector vitivinícola ronda las 20.000 personas estables, con un aumento temporal durante la vendimia. Las nuevas tecnologías han aumentado la productividad del trabajo, pero no hay datos precisos sobre el impacto en el empleo en San Juan, donde, a fines de la década de 1990, el mercado laboral rural se caracterizaba por la precariedad y la regresividad en la distribución del ingreso. Mientras la nueva modernización ha traído un incremento en la productividad y cierta protección legal y social para los trabajadores, la precariedad laboral persiste, reflejando los efectos de las políticas neoliberales de flexibilización laboral.

V.Conclusiones Continuidades y Cambios en la Vitivinicultura Argentina

La vitivinicultura argentina, particularmente en Mendoza y San Juan, ha transitado por ciclos de auge y crisis. La primera modernización a fines del siglo XIX sentó las bases de una importante economía regional, aunque con un modelo de producción masiva y baja calidad. La nueva modernización, impulsada por la globalización y la IED, ha traído un cambio cualitativo hacia vinos finos, exportación y alta tecnología, aunque mantienen ciertas continuidades con el pasado, como la importancia del mercado interno, la relación entre el Estado y el sector privado, y la continua formación de recursos humanos especializados en vino argentino y bodegas argentinas.

1. La Primera Modernización Un Modelo Atípico

La primera modernización de la vitivinicultura a fines del siglo XIX, en Mendoza y San Juan, resultó en el desarrollo de una economía regional argentina atípica para la época. Desde una perspectiva económica, contradecía las leyes del librecambismo dominante, gozando de promoción y protección estatal en un contexto global de libre mercado. Este modelo, similar a la industrialización por sustitución de importaciones (ISI) del siglo XX, sentó las bases para la producción de más del 90% de los vinos argentinos. La conclusión resalta la paradoja de un modelo protegido dentro de un sistema librecambista y lo compara con los esquemas de la ISI.

2. Evolución o Nuevo Modelo Continuidades y Cambios

La pregunta central de las conclusiones es si la actual etapa representa la conformación de un nuevo modelo o una simple evolución. Se plantean numerosas continuidades a lo largo del período estudiado, a pesar de las formas diversas que estas asumen. La persistencia de mercados de uvas y de traslado, la articulación constante entre el Estado y el sector vitivinícola (con roles oscilantes entre promotor, empresario, regulador y desregulador), y la formación de recursos humanos cada vez más calificados, son algunos ejemplos de estas continuidades. La existencia de productores preocupados por la calidad del vino y su exportación, incluso antes de la primera modernización, sugiere un proceso de maduración gradual más que la creación de un modelo totalmente nuevo. Sin embargo, el fuerte impacto de la globalización y la inversión extranjera en las últimas décadas marcan un cambio cualitativo importante.