Guía Evaluador: Competencias Profesionales

Esta sección define las responsabilidades del evaluador en el proceso de evaluación de competencias profesionales. Se destaca el uso riguroso de instrumentos técnicos para valorar la experiencia profesional de los candidatos en términos de competencias. Se enfatiza la complejidad de evaluar competencias adquiridas por experiencia laboral (en contraste con la formación formal), ya que estas competencias están intrínsecamente ligadas a la práctica profesional, dificultando su separación, identificación y, en última instancia, su evaluación. El evaluador debe, por tanto, realizar una valoración objetiva y precisa de la experiencia del candidato, utilizando los métodos apropiados para cada caso. La guía busca brindar soporte al evaluador para que desempeñe sus funciones con eficacia y precisión, consolidando su formación y ofreciendo herramientas para la reflexión constante sobre su actuación.

Esta parte describe los puntos cruciales en la actuación del evaluador. Se menciona la importancia de la predicción de las competencias profesionales del candidato a partir de una muestra de evidencias. El evaluador debe inferir las competencias en relación con las requeridas por el Referente de Evaluación. Otro punto clave es la cobertura y generalización: el evaluador debe usar una combinación de métodos para garantizar que las evidencias obtenidas, especialmente en situaciones profesionales de evaluación, cubran razonablemente el contexto de la Unidad de Competencia. Se resalta la necesidad de equidad e imparcialidad, adaptando los métodos de evaluación a cada candidato para que pueda demostrar sus competencias en las mejores condiciones posibles. El proceso permite la revisión del resultado, primero ante el evaluador, luego ante la Comisión de Evaluación y, finalmente, a través de los mecanismos legales correspondientes. La eficiencia y la viabilidad del proceso son también cruciales; se debe procurar un proceso que no sea excesivamente largo, complejo o costoso, asegurando la coordinación entre todas las partes involucradas.

Esta sección describe cómo el evaluador organiza las evidencias de competencia recopiladas, siguiendo los métodos e instrumentos definidos por la Comisión de Evaluación. Se enfatiza la comparación de estas evidencias con el Referente de Evaluación, que incluye las Realizaciones Profesionales, los Criterios de Realización y el Contexto Profesional de la Unidad de Competencia, junto con las Especificaciones de Evaluación de la Guía de Evidencias. A través de esta valoración, el evaluador elabora y presenta una propuesta de evaluación formal a la Comisión de Evaluación. Este proceso requiere una cuidadosa organización y análisis de la información recopilada, asegurando la coherencia y la precisión en la propuesta final. La calidad de esta propuesta es crucial para el desarrollo posterior del proceso de evaluación.

Se destaca la importancia del ajuste con el candidato en la planificación individualizada de la evaluación. Los evaluadores, asignados a las Unidades de Competencia, coordinan con los candidatos el lugar y las fechas de la evaluación dentro del margen establecido por la Comisión de Evaluación. Esto ocurre previo a la decisión definitiva sobre el inicio del Plan Individualizado de Evaluación. El documento resalta el rol del evaluador en determinar y organizar la actividad del candidato, de acuerdo con las Guías de Evidencias. Se prepara un primer informe sobre cada candidato para que la Comisión de Evaluación emita un dictamen sobre la suficiencia de las evidencias presentadas. Este informe ayuda a la Comisión a decidir sobre la continuidad del candidato en el proceso. El evaluador juega un papel clave en la gestión y coordinación de esta fase crítica del proceso evaluativo.

El principio de equidad requiere que el evaluador mantenga la individualidad e imparcialidad, adaptando los métodos a cada candidato para que pueda demostrar su competencia en las mejores condiciones. El proceso incluye mecanismos de revisión del resultado: ante el evaluador, la Comisión de Evaluación, y a través de los mecanismos legales establecidos. Se subraya la importancia de un proceso viable, evitando que sea largo, complejo o costoso. Se debe garantizar la coordinación y complementariedad entre todas las partes para lograr la máxima eficacia y eficiencia en el uso de los recursos. La Comisión de Evaluación, a través de un Plan Global de Evaluación, puede delegar en los evaluadores la parte inicial del proceso, enfocándose en la comprobación y contraste de las evidencias indirectas. Al final, la Comisión emite un Dictamen Final sobre el reconocimiento de la competencia de cada candidato, ofreciendo además posibilidades de formación para acreditaciones futuras.

El documento enfatiza la importancia metodológica del Plan Individualizado de Evaluación, describiéndolo como un sistema operativo que relaciona la causa (métodos de evaluación) y el efecto (obtención de evidencias suficientes de competencia). Este plan sistematiza las acciones, fijando los objetivos, ajustando los métodos al candidato, estableciendo un calendario conjunto, y previendo recursos e instrumentos. El candidato firma su conformidad con el plan, asegurando transparencia y participación. El plan es crucial para garantizar un proceso riguroso y eficiente, dirigiendo la actividad del evaluador en la consecución de los objetivos de evaluación y, posteriormente, en la acreditación de la Unidad de Competencia. Su diseño cuidadoso es fundamental para el éxito del proceso.

Tras analizar el informe del asesor, el dossier de competencias y otros documentos, el evaluador contrasta las evidencias de competencia presentadas por el candidato. Se determina qué nuevas evidencias son necesarias para una evaluación completa. Para ello, se elabora un Plan Individualizado de Evaluación, un documento fundamental que guía la obtención de nuevas evidencias. Este plan detalla las estrategias y métodos que se utilizarán para complementar la información ya disponible y asegurar una evaluación exhaustiva y precisa de las competencias del candidato. La elaboración de este plan requiere una cuidadosa consideración de la información existente y una planificación estratégica para la obtención de las evidencias faltantes, asegurando la objetividad y la rigurosidad del proceso evaluativo.

La guía promueve la evaluación integrada de las Unidades de Competencia, donde sea posible. La Comisión de Evaluación, considerando las Guías de Evidencias, puede planificar situaciones profesionales de evaluación que permitan al candidato demostrar evidencias de competencia relacionadas con varias Unidades de Competencia simultáneamente. Se recomienda el uso de métodos de evaluación adecuados para evaluar la competencia de manera integrada, aprovechando situaciones profesionales que permitan valorar varios elementos de competencia y sus criterios de realización a la vez. Esto requiere una cuidadosa coordinación entre evaluadores y una planificación sistemática, asegurando que, a pesar de la evaluación integrada, se pueda realizar una evaluación individualizada para cada Unidad de Competencia. El objetivo es crear un proceso más eficiente y cercano a la realidad profesional del candidato.

La selección de métodos de evaluación debe ser adecuada al nivel de cualificación de las competencias a evaluar. En niveles más bajos, la evaluación directa del desempeño puede ser apropiada; sin embargo, en niveles más altos, probablemente se necesiten métodos complementarios. El evaluador debe tomar decisiones sensibles al contexto profesional, considerando las evidencias obtenidas. El proceso de toma de decisiones se describe como una sucesión de valoraciones (una por cada método o técnica empleada), conduciendo a una propuesta de evaluación final. Se destaca la Ficha de Seguimiento de Actividades como una herramienta para verificar el cumplimiento de los pasos, reflexionar sobre la utilización de los instrumentos, y mejorar continuamente el proceso, garantizando la calidad de la actuación profesional. La selección adecuada de los métodos de evaluación es clave para una evaluación justa y eficaz.

Los instrumentos de evaluación deben ser capaces de captar la alta contextualización de la competencia profesional, incluyendo conocimientos tácitos y pragmáticos. La aplicación de estos instrumentos debe respetar los principios de pertinencia, rigor técnico y eficiencia. La pertinencia asegura que los instrumentos sean adecuados para la situación y el contexto. El rigor técnico garantiza la precisión y validez de las mediciones. La eficiencia busca optimizar el uso de los recursos. Se enfatiza que la competencia profesional es contextualizada y a menudo difícil de medir, requiriendo instrumentos y métodos que capturen esta complejidad. La selección y aplicación cuidadosa de estos instrumentos contribuyen a la calidad y fiabilidad del proceso de evaluación.

El Informe de Evaluación es la herramienta que utiliza el evaluador para comunicar a la Comisión de Evaluación los avances en la valoración de la competencia del candidato. Inicialmente, sirve como borrador para comunicar la situación previa a las decisiones de la Comisión. Tras cada decisión de la Comisión (Dictámenes), el evaluador completa el informe, si la decisión es definitiva para el candidato. Este informe es un instrumento de comunicación clave entre el evaluador y la Comisión, permitiendo un seguimiento continuo del proceso de evaluación. La información contenida en el informe es esencial para que la Comisión tome decisiones informadas y justas sobre la competencia del candidato.

A partir del contraste inicial de las evidencias de competencia indirectas, el evaluador propone una valoración de la competencia del candidato para que la Comisión de Evaluación la considere al elaborar el Dictamen de Valoración de Evidencias de Competencia Indirectas. Este dictamen puede llevar a la elaboración de un Informe de Evaluación o a la búsqueda de nuevas evidencias, lo cual se detalla en el Plan Individualizado de Evaluación. Este proceso iterativo permite ajustar la evaluación y asegurar que se dispone de la información suficiente para una toma de decisiones precisa. La colaboración entre el evaluador y la Comisión es fundamental en esta fase para garantizar la calidad y la objetividad del proceso evaluativo.

Al concluir el proceso, la Comisión de Evaluación emite un Dictamen Final sobre el reconocimiento de la competencia del candidato en cada Unidad de Competencia. La administración remite a los candidatos un escrito con información sobre posibilidades de formación, orientaciones para acreditaciones posteriores, y la posible convalidación de las Unidades de Competencia en títulos y certificados. El Certificado de Profesionalidad se presenta como el instrumento oficial de acreditación de las cualificaciones profesionales, reconocido y valorado en el mercado laboral. Este documento proporciona un cierre formal al proceso de evaluación, ofreciendo a los candidatos un reconocimiento oficial de sus competencias y, en caso necesario, pautas para complementar su formación.

La situación profesional de evaluación define el contexto donde se desarrolla la evaluación de la Unidad de Competencia. Este contexto permite al evaluador obtener evidencias de competencia directas del candidato, basadas en los criterios de evaluación que abarcan el contexto profesional de la Unidad de Competencia. Se destaca que la situación profesional de evaluación es abierta y flexible, pudiendo ser complementada por las administraciones competentes si se decide aplicar un método basado en pruebas teórico-prácticas. Si la observación directa en el puesto de trabajo resulta difícil, la Guía de Evidencias propone un marco flexible basado en una o varias situaciones profesionales de evaluación, utilizando como referencia los criterios de evaluación de la Guía de Evidencias (criterios de mérito, indicadores, escala de desempeño competente, y ponderaciones).

Para obtener evidencias de competencia de calidad y abarcar las variables del contexto profesional, se describen diferentes métodos de evaluación dentro de las situaciones profesionales. Se mencionan las simulaciones prácticas, que reconstruyen variables de una actuación profesional para verificar el dominio del candidato. También se describe la entrevista profesional estructurada, que permite obtener información sobre aspectos profesionales y evidencias directas de competencia. Por último, se detallan las pruebas profesionales de competencia, pruebas teórico-prácticas diseñadas para evaluar las tres dimensiones de la competencia profesional: saber, saber hacer y saber estar. Estas pruebas incluyen un manual de evaluación con criterios de corrección e instrucciones estandarizadas. La combinación de métodos, buscando sinergia y validez concurrente, es fundamental para una evaluación completa e integrada de las competencias del candidato.

Se enfatiza la importancia de la obtención integrada de evidencias de competencia con la suficiencia y validez necesarias. Las evidencias de competencia directas tienen prioridad y se obtienen a través de pruebas de competencia en un entorno de observación o simulación. Las evidencias indirectas, como el Historial Profesional contextualizado, entrevistas, testimonios y muestras de trabajos, son también importantes y deben contrastarse con el candidato. La selección de métodos debe considerar los principios de sinergia y validez concurrente, combinando métodos orales, escritos, o de ejecución de tareas profesionales. Los instrumentos deben ser válidos y pertinentes, ofreciendo una buena predicción del desempeño del candidato frente al Referente de Evaluación. El proceso busca obtener una visión holística de la competencia, considerando diversas fuentes de información.